Paisaje vertical
El concepto de "paisaje vertical" aparece como una aproximación contemporánea a la representación y experiencia del territorio. Tradicionalmente, el paisaje se ha concebido desde una perspectiva horizontal, vinculada a la mirada del observador que contempla el horizonte. Sin embargo, el paisaje vertical introduce una nueva forma de mirar y representar el espacio: se trata de una visión aérea o desde arriba, similar a la que ofrecen los satélites o las tecnologías cartográficas modernas.
Esta perspectiva vertical se aleja de la experiencia subjetiva y directa del artista o caminante, acercándose más a una mirada externa, casi maquínica, que observa el territorio desde una distancia abstracta. En la pintura contemporánea, esto se traduce en obras que, aunque puedan ser abstractas, remiten a vistas satelitales o cartográficas, donde el territorio se convierte en una superficie a analizar más que en un escenario a habitar. Los detalles, como la inclusión de elementos simbólicos (por ejemplo, soles de diferentes tamaños), refuerzan esta idea de una multiplicidad de puntos de vista y escalas.
El paisaje vertical, por tanto, representa una renovación en la manera de entender y representar el territorio, desplazando el protagonismo del observador humano y abriendo el campo a nuevas formas de percepción y análisis espacial.
Sol dividido (cartografía de doble cara), 2022, 150 × 100 cm, técnica mixta sobre papel
Memorias y huellas de la Coma de Burg, 2018, 150 × 100 cm, técnica mixta sobre papel